D. FRANCISCO ABAD NAVARRO Beneficiado de la Parroquia de San Pedro de Novelda


“Nacido en Ciudad Real el año 1881, desde su primera infancia, con sus fa­miliares, trasladó su domicilio a Novelda, donde residió en el futuro. 

Por su in­clinación al sacerdocio, cursó sus estudios en el Seminario de San Miguel de Orihuela, recibiendo el presbiterado en 1915. 

Fue Beneficiado de la parroquia de San Pedro, donde ejerció su ministerio sacerdotal, dando preferencia a la ca­tequesis, y colaborando en las actividades del Oratorio Festivo.

Hasta el año 1936, la parroquia de San Pedro de Novelda tenía una larga plantilla de beneficiados, claro exponente de la religiosidad y munificencia de sus feligreses, que durante siglos ofrendaron a la iglesia, legados, rentas y bienes inmuebles para el esplendor de su culto. Algunas capellanías databan del siglo XVII, y dato elocuente que confirma la mencionada religiosidad, es que supera­ron la desamortización de Mendizábal, en la primera mitad del siglo XIX, cuan­do fueron confiscados los bienes de las órdenes religiosas y de la iglesia, a excepción de los templos y casas parroquiales. Seguramente, piadosos feligreses de Novelda, adquirieron dichos bienes en su venta pública, y posteriormente los entregaron generosamente a la iglesia.

Gracias a las mencionadas capellanías, la parroquia de San Pedro de Novel­da estaba servida por cerca de veinte sacerdotes, que desempeñaban diversos ministerios en bien de las almas, y daban esplendor al culto divino. Como en las catedrales, en San Pedro de Novelda, cada mañana se celebraba misa canta­da, precedida de Tercia, y por las tardes, todos los sábados y vísperas de fiesta, cultos litúrgicos vespertinos (vísperas y completas) D. Francisco Abad, sencillo y servicial, dio gloria a Dios en tan nobles tareas y educando a la infancia.

Al estallar la revolución se refugió en una casa de campo, pero descubierto por sus perseguidores, sin juicio ni formación de causa, pues nada se le podía achacar a aquel varón de Dios, lo sacaron a la fuerza y tras maltratarle, le asesina­ron en el término de Aspe el 17 de agosto de 1936, siendo sepultado en el ce­menterio de dicha villa hasta su traslado al de Novelda, honoríficamente, el 22 de noviembre del año 1939”.

Desconocemos hoy el lugar exacto de sus restos, si los amables lectores saben algo más, les agradecemos nos lo comuniquen.