SIERVO DE DIOS DON DANIEL JOVER MIR


Nació en el pueblo de La Romana en el año 1887.

Tras cursar los estudios en el Seminario de San Miguel de Orihuela y recibir el Orden Presbiteral, fue destinado Coadiutor de Rojales y posteriormente de Pinoso.

Se distinguía por su caridad, siendo muy querido de la gente pobre y sencilla.

Nombrado cura de Salinas, dejó muy buen recuerdo en los años de su permanencia.

Por motivos familiares, solicitó y le fue concedida la incardinación en la vecina diócesis de Cartagena. Su destino fue la importante parroquia de San Juan de Albacete, convertida hoy en Catedral del mismo nombre.

Su labor pastoral fue admirable, ya que por su desprendimiento y caridad, atrajo las voluntades, incluso de quienes militaban en campo contrario. Como afirma su biógrafo (1) «nadie que llegase a él para exponerle alguna necesidad regresaba con las manos vacías». D. Daniel lo daba todo.

Era público en la parroquia que, sobre todo en días de invierno, recogía a pobres mendicantes para acompañarlos a la tahona, donde les regalaba un pan a cada uno.

Tras la revolución del 18 de julio, en la ciudad de Albacete y en sus primeros días, triunfó el alzamiento militar; pero vencedoras las tropas republicanas, la represión fue dura y los ánimos estaban muy excitados.

Aunque la iglesia no intervino absolutamente en la contienda, tanto los templos como los sacerdotes estaban amenazados, por lo que D. Daniel, en busca de una probable seguridad, quiso marchar a su pueblo natal.

Encontrándose en la estación de Albacete, al registrar su sencillo equipaje encontraron su sotana, siendo detenido por tan grave delito y conducido al Ayuntamiento. Horas después, ante los numerosos conocidos que testificaban en su favor, quedó en libertad, marchando a su casa.

Pero el 9 de septiembre de 1936, de madrugada, unos milicianos irrumpieron en su domicilio y forzándole a subir al coche, le asesinaron en el kilómetro 8 de la carretera de Murcia.

(1) Monseñor J. Espinosa en “Héroes de la Fe”