SIERVO DE DIOS GERMÁN CASTROVIEJO MARTÍNEZ


“El Siervo de Dios Germán Castroviejo Martínez nació en Sorzano (Logroño) el 11 de octubre de 1904, bautizado el 16 del mismo mes y confirmado el 14 de marzo de 1914. Sus padres Gregorio (labrador) y Mª Ángela su madre, cuidaron la buena formación humana y cristiana de los hijos; Germán era el menor.

Llegada la edad escolar cursó sus estudios primarios en su mismo pueblo, con maestros cristianos, dignos de aquella tierra riojana, prolongación y complemento de un hogar ejemplar, vivero de vocaciones como la de su hermana Rosario que profesó en un monasterio de religiosas adoratrices.

Ya desde muy joven, el Siervo de Dios demostraba ser inquieto y emprendedor; pensaba y miraba al futuro de su vida, a la que no quería reducir al cultivo de las pocas tierras de su padre. Germán tenía una hermana maestra en Elda y sobre todo su cuñado, lo animaba a trasladarse a aquella industriosa Ciudad donde podría encontrar posibilidades de mejor empleo.

A los 23 años, 1927, acompañó a su hermana “Fany” (Estefanía) que pasaba de ser maestra en la riojana Ciudad de Nájera, a Elda (Alicante) en donde llegó a ser directora de las Escuelas Nacionales, hoy “Padre Manjón”.

Esta circunstancia influyó en el Siervo de Dios para decidirse a trabajar en Elda en donde echó hondas raíces dado su constante afán de superación. Allí encontró buenos y acogedores amigos, llegando a establecerse como comerciante dueño de un bazar de juguetería y objetos de regalo, que aún hoy día mantienen sus hijos.

Cuando Germán se trasladó a Elda ya conocía a su novia Magdalena con la que contrajo matrimonio el día 2 de enero de 1931 en la Parroquia de San Martín de Sorzano. Llegado el joven matrimonio a Elda, se dedicó a trabajar creando al mismo tiempo un feliz y cristiano hogar, en el que germinaron dos hijos Ángel y Amadeo.

Estallada la guerra civil el 18 de julio de 1936, se produjeron en Elda toda clase de barbaridades, mientras se desataba una incomprensible y alocada persecución religiosa contra personas, que no tenían más objetivo que vivir su vida cristiana en la honradez del trabajo.

Germán nunca había disimulado su fe, al contrario era miembro de Acción Católica y colaborador incondicional en su parroquia de Santa Ana.

El día 29 de septiembre de aquel fatídico 1936, fue llevado a la checa situada en el “Cine Coliseo” de Elda, y allí le dijeron: “Sabemos que eres católico, que vas a misa..., pues mira, si reniegas de Dios, de la Iglesia y blasfemas contra todo eso te salvas, y si no lo haces, ya sabes lo que te toca” (acompañó un gesto de corte de cuello) Germán no renegó de Dios aceptando morir por Él. En la madrugada de ese mismo día de San Miguel, apareció muerto en la cuneta de la carretera de Sax a Castalla.

Como nos recuerda el Evangelio, Jesús, habrá dado la cara por Germán ante su Padre, como Germán la dio por Él ante aquel inicuo tribunal.